miércoles, 2 de mayo de 2007

De la mitad... a la derecha!

Con la misma emoción que sentí en abril de 1983 cuando empezaba el primer grado, (ya sé, ya sé... estoy vieja!) así llegó mi primer día de clases. Había esperado tanto que cuando lo llamaron a André para avisarle que podía empezar este semestre salté como si me hubiera ganado la Tinka, bueno, fue más como si tuviera 4 aciertos, pero el punto es que estaba feliz porque eso significaba que no tenía que esperar hasta septiembre para empezar. Necesito aprender noruego pero YA!

Pero primero lo primero, a comprar un cuaderno y por más que busqué no encontré mi añorado lápiz Mongol No. 2 , así que me tuve que conformar con un portaminas, en fin, nada es perfecto.
Mi mochila estaba lista con lo básico: lapiceros, portaminas y un cuaderno con mil colores como para no aburrirme y de aquí a un mes no comprar uno nuevo. Me conozco.

Ese día me desperté antes de que sonará la alarma e inmediatamente empecé a dejar todo listo con la velocidad de las correteaderas al final del show de Benny Hill y aunque terminé todo media hora antes, incluyendo 3 hojas explicándole a André como preparar el cereal de arroz para Christa, aun así... me dejó el bus!!! Estos señores tienen el reloj 4 minutos adelantados y en este cronometrado país esto puede causar graves problemas a los pobre incautos como yo, que no tienen la menor idea. Ahora salgo 10 minutos antes!

La cosa es que llegué y con tiempo suficiente como para pedirle a la secretaria que me guíara hasta el salón. Los pasillos estaban llenos de gente de todos los colores y tamaños, me sentí como en una especie de submundo comparándolo con la blanca y extremadamente rubia Noruega, pero definitivamente se sentía un clima más familiar.

El shock vino cuando después de dar ocho vueltas por el mismo piso, encontré la puerta número 30. Me quedé paralizada por unos segundos al entrar y ver que el salón estaba dividido, de la mitad a la izquierda estaban sentados los "blancos" y de la mitad a la derecha estaban sentados los de "color". No lo podía creer! Qué a estas alturas siga habiendo gente racista y prejuiciosa me parece de lo peor. Estaba en pleno dilema ...y ahora, en donde me siento??? Y como me falta playa no me ubicaba en ninguno de los dos bandos y hasta pensé que sentarme al medio sería una buena opción. Pero se me ocurrió algo mejor. Caminé por el lado de los "blancos" como buscando alguien cool con quien sentarme y me pasé de largo hasta llegar al lado de los que ahora son mis amigos los "chocolatitos".

Después de unos cuantos minutos mi hígado se calmó de la cólera que me trajo ver tal escena, porque por prejuiciosos muchos se pueden perder de conocer a gente muy interesante, pero en cambio yo gané 7 amigos africanos que me dieron una clase de geografía que me hubiera gustado tener cuando estaba en el colegio. Aprendí sobre Somalia, Gambia, Tanzania, Eritrea y Burundi en tiempo récord y lo más importante fue recordar que "El que no Tiene de Dingo, Tiene de Mandingo", por eso desde ahora de la mitad... a la derecha!

lunes, 23 de abril de 2007

Ålæ æ tådås!


Me imagino sus caras al tratar de leer el título.

Cualquier noruego simplemente leería "hola a todos". Si, así de complicada es la fonética noruega. La Å suena a O y la Æ suena a A, entonces se preguntarán... la A y la O a que suenan? Créanme que en esas estoy.

A mi que me bastaba con cinco vocales, me aumentaron cuatro más! Mi profesor jura y perjura que todas suenan diferente, pero para mi distinguir los sonidos es tan difícil como bailar chacarera tarijeña sin parecer que estás pisando huevos.

Eso no es lo peor de todo. Las palabras tienen tempo!!! Si pronuncias una palabra lento, significa una cosa y si la dices rápido, significa otra. Los que me conocen bien saben queyonopuedohablarlentoasítengacomidaenlaboca, para ser más claros, estoy en graves problemas.

Pero no me pienso rendir tan fácilmente. Como dijo Bolognesi "Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho" o cachudo, como diría mi tía Nadia.

En fin, aprender un idioma más y gratis, no está demás. Así que en vez de quejarme me voy a estudiar, mañana tengo examen sobre la diferencia de pronunciación entre la "i" (que suena "i") y la "y" (que también suena a "i"). Pero esa es otra historia!


domingo, 15 de abril de 2007

The Brown Cheese

Si existe algo más famoso después de los Trolls y del grupo A-HA en Noruega, eso es el "Queso Marrón" de Cabra. Tan importante como la mantequilla de maní para los americanos o como Snoopy para Charlie Brown, es infaltable en cualquier refrigerador noruego... y no exagero.

Cuando me enteré de su existencia, fue alabado como cualquier peruano hablaría del ceviche y pues con tales referencias no veía el momento de poder probarlo. Escuché hablar sobre el bendito queso por casi seis meses, hasta que el esperado día llegó.

Pero había un problema, necesitábamos un corta queso, cosa casi imposible de encontrar en un supermercado. No quedaba otra que ir a buscar debajo de todas las piedras de la Huyustus, es que había que cortarlo como se debe, sino le quitábamos el glamour al asunto.
Despúes de 2 horas de caminata, encontramos el aparatejo, que para colmo nos costó casi 50 bolivianos, "...es que señorita, este Tramontina es brasilero, así nomas no va a encontrar casera. Lleve nomás, bueno es siempre!".

Me tomé mi tiempo para poder decifrar entre las letras góticas de la etiqueta una sola palabra "Geitbrunost", que gracias a la gramática aglutinante del noruego son tres en una: cabra-marrón-queso. Hubo algo de excepticismo al ver el color, pero que esperaba si lo lleva bien claro en el nombre! En fin, fue una chispoteada como la que suele pasar cuando por primera vez te preguntan de qué color era el caballo blanco de San Martin.

Ahora todo estaba listo: pan de molde, mantequilla, dos rodajas de queso marrón y mis pupilas gustativas dilatadas al 100% esperando el primer masco, ese que das sin pensarlo cuando sientes que el hambre te va a matar, pero lo que me mató fue otra cosa.
Tuve un flashback a 1985 cuando mi abuela nos compraba los toffees Ambrosoli de Butterscotch, les juro que sentí ese mismo sabor, pero como si el toffee realmente hubiera expirado en los ochenta. Tenía una confusión tremenda, es dulce? es salado? se habrá malogrado en el avión? Pero después de verlo a André devorando su sandwich sin respirar, no tuve más que aceptar la realidad... esta cosa sabe a meeelaaa!!!

Después de un año saqué como conclusión que el queso fue una especie de presagio, ingenua yo que pensaba que iba a ser fácil adaptarme a Noruega. Pero si bien estoy un poquito más aclimatada al lugar, no creo que alguna vez pueda aceptar que el "Geitbrunost" sabe bien.
Pero la lección fue aprendida: no debo tener grandes expectativas sobre lo desconocido.
Uno nunca sabe si va a ser dulce o salado.
Una prueba de que los noruegos se han dado cuenta de que el queso marrón es un gusto adquirido, es este genial comercial de Kvasir, que es el "google noruego".
Es hablado en inglés, créanme que intente ponerle subtítulos en español, pero nada! Ojalá que todos lo entiendan y sino, que alguien les eche una mano, todo sea por conocer al queso marrón!